viernes, 18 de diciembre de 2009

Dulce bifácica



Sentir el recoveco de la ausencia,
y el pecho inundado en viva llama,
arder entre los lienzos de una cama
y oír solo ese desierto que silencia.

Mas saber que la ausencia es immediata,
y aún oler en mis manos tu perfume,
y el latir de un corazón loco que ya asume
que es tu amor quien me da vida y quien la mata.

¡Bendita sea, pues, esta zozobra!
Que el Noto que hoy ruge en mi tierra quemada
se torne mañana en Céfiro tierno.

Ésta es la deuda que tu amor se cobra:
que more perdido en una posada
en linia frontera entre cielo e infierno.

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