La noche cae, inmensa y lejana.
La nada, entre el oscuro, vocifera esencias de eternidad,
y las breves sombras acicalan la soledad de los vacíos.
El silencio se inspira, puro,
como los cristales del océano,
embalsamado con el sutil néctar del rocío.
Simple y claro como una estrella,
como una cuajada temblorosa de la lluvia de marzo,
seduce a la sibilina soledad
de la noche infinita.
Las palabras mudas pasan, taciturnas,
por la noche y por mi alma.
La luna se inflama y el viento, a su paso, murmura.
La nada, entre el oscuro, vocifera esencias de eternidad,
y las breves sombras acicalan la soledad de los vacíos.
El silencio se inspira, puro,
como los cristales del océano,
embalsamado con el sutil néctar del rocío.
Simple y claro como una estrella,
como una cuajada temblorosa de la lluvia de marzo,
seduce a la sibilina soledad
de la noche infinita.
Las palabras mudas pasan, taciturnas,
por la noche y por mi alma.
La luna se inflama y el viento, a su paso, murmura.
Algo rebscado, pero suerinteresante.
ResponderEliminarTe sigo.
Bueno tu blog.